• Inicio
  • Acerca de mi
  • Categorias
    • Mi camino profesional
    • Historias de proyectos
    • Reflexiones
  • Contacto

© Eduardo Glz. Desarrollado por Fraktalweb.

La autenticidad también se volvió un personaje

Reflexiones Oct 06, 2025

En mi experiencia, cuando me entrevisto con un nuevo cliente, trato de ser lo más transparente posible —tanto de mi persona como de la empresa que represento—.

Esa apertura me ha dado mejores resultados que cualquier estrategia de venta.

Ser vulnerable me ha hecho más sólido cada vez que hablo, porque no tengo un filtro ni una máscara que haga sentir a la otra parte que oculto algo o que intento ganar a costa suya.

Si estamos negociando un software, lo digo con todas sus letras: quiero venderte esto, y quiero que entiendas por qué vale lo que vale.

No busco disfrazar una intención comercial con frases amables o poses. Busco que el cliente perciba el verdadero costo-beneficio, y que sepa que detrás de cada proyecto hay un compromiso real.

La máscara del vendedor perfecto

He notado que muchas personas, por querer vender o agradar, cambian su forma de hablar, de actuar o incluso de pensar. Adoptan un personaje.

Y sí, quizá eso funcione en un primer acercamiento.

Pero con el tiempo, la verdad siempre se asoma.

Tarde o temprano, la otra parte conocerá tu verdadero yo.

Y si ese yo no coincide con el personaje que vendiste, el vínculo se quiebra.

No por falta de resultados, sino por falta de autenticidad.

La autenticidad como espectáculo

Por otro lado, hay quienes convierten la autenticidad en un performance diario.

Publican cada instante de su vida con la etiqueta de “ser real”: desayunos, familia, rutinas, emociones… todo en una exposición constante.

Pero mostrarlo todo no siempre es ser auténtico.

A veces esa transparencia también es una máscara: una forma más sofisticada de construir un personaje.

Como escribió Jean Baudrillard, “la simulación ya no es lo que oculta la verdad, sino lo que oculta que no hay verdad.”

Y esa frase encaja perfecto con la cultura de la autenticidad forzada: una era en la que la sinceridad se volvió una estrategia más de marketing.

Reflexión final

La verdadera autenticidad no se publica, se percibe.

No está en contar todo, sino en ser coherente entre lo que dices, haces y representas.

Ser auténtico no es exponerte, es no actuar.

Compartir
Facebook Twitter Linkedin
Nuevos Antiguos

Leave A Comment