El networking tóxico: cuando tu “red de contactos” es puro intercambio de favores inútiles
Business, Culture, Mi camino profesional, Reflexiones Ago 10, 2025

En el mundo emprendedor, el networking se vende como el Santo Grial. Nos dicen que “las conexiones lo son todo” y que “tu red de contactos es tu valor neto”. Libros como Never Eat Alone de Keith Ferrazzi han popularizado la idea de que cada café, cada evento, cada mensaje de LinkedIn es una oportunidad de oro.
El problema es que esa idea, mal entendida, ha mutado en algo tóxico: un ecosistema de favores disfrazados de interés genuino, donde las conversaciones comienzan con un “me encanta tu proyecto” y terminan en “¿cómo facturamos juntos?”.
En este tipo de “redes”, el valor de una persona se mide en base a:
- El tamaño de su última ronda de inversión.
- Cuánto factura.
- A quién conoce.
- Si puede abrirte una puerta ya mismo.
Si no cumples con alguna de esas condiciones, eres invisible.
No importa tu experiencia, tu capacidad de aportar valor a largo plazo, o tu visión: si no puedes dar algo inmediato, no eres prioridad.
La ironía es que autores como Adam Grant, en Give and Take, han demostrado que las personas que más ayudan sin esperar nada a cambio terminan construyendo redes más sólidas, con oportunidades más reales y duraderas. En cambio, los “takers” (los que solo toman) se queman rápido: la gente nota su patrón y deja de responderles.
Yo lo viví en carne propia: reuniones llenas de gente con tarjetas de presentación relucientes y discursos perfectamente ensayados… pero sin un ápice de interés por quién eres realmente. No les importa tu historia, ni tus retos, ni qué tan alineadas están sus propuestas con tu visión. Solo les importa si eres “el contacto correcto” en este momento.
El networking verdadero se construye de otra forma:
- Interesándote en la persona más allá del proyecto que trae hoy.
- Escuchando más de lo que hablas.
- Compartiendo experiencias, errores y aprendizajes sin que eso se convierta en una venta disfrazada.
Porque, al final, las mejores colaboraciones no nacen de un pitch forzado en un desayuno empresarial. Nacen de la confianza, del respeto y de la reciprocidad genuina.
La próxima vez que estés en un evento o recibas un mensaje en LinkedIn, pregúntate:
¿Me interesa esta persona por lo que es… o por lo que creo que puedo sacar de ella?
Si la respuesta es lo segundo, quizá estás cayendo en el networking tóxico.